Mi sueño lésbico

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No inventes, estoy bien mojada y ni siquiera he empezado a escribir.

Aún soy inexperta en el tema y tal vez necesite de alguien que me enseñe al respecto.

Estoy en mi habitación y hay un espejo enorme que ocupa toda la pared. Hay música que suena y me hace bailar, empiezo con ritmo y energía pero poco a poco se cambia a música más erótico y sensual, lo que me hace desnudarme mientras bailo mirándome al espejo. Me encanta hacerlo, al verme, coqueteo conmigo misma y eso me calienta mucho, me deseo.

Termino mi streaptease y, completamente desnuda, me siento en el suelo. Frente al espejo, abro mis piernas y contemplo mi coño. Me gusta verlo. Empiezo a besar mi reflejo mientras aprieto mis pechos y pellizco mis pezones. A diferencia de otras veces, no me detengo mucho en el jugueteo; el baile me ha calentado lo suficiente y solo deseo meterme los dedos.

Bajo mis manos a mi coño, con una acaricio mi clítoris para dilatar y con la otra me penetro con los dedos. Ahhhhhhhhh! Qué rico. Se escucha como golpeo mi coño con mi mano al follarme con los dedos, casi se escucha como si cabalgara una polla. Estoy disfrutando mucho cuando, para mi sorpresa, se enciende una luz que revela a una chica y a un señor (de avanzada edad) sentados al otro lado del espejo viéndome como me follo con lascivia.Tanta adrenalina corre por mis venas que estallo en un squirt glorioso que me deja con las piernas débiles.

Queriendo más, me arrodillo frente al supuesto espejo y, viéndolos a los ojos comienzo a lamerlo en señal de súplica. Ellos abandonan ese cuarto y aparecen en el mío. La música suena y ambos comienzan a desnudarse para mí, se besan y manosean para hacerme disfrutar con tan solo verlos. Está funcionando, me siento muy cachonda así que decido empezar a masturbarme nuevamente. De tantas lamidas que le han dado al viejito y de escucharme gemir, tiene el pene bien duro y erguido. Inmediatamente me arrastró hacia él y comienzo a mamarle la polla. Me da tanto morbo ver a un abuelito gimiendo así al lamerle una polla larga, gruesa y venosa. Quiero hacer que se corra una y otra vez, no sé si alguna vez volverá a tener el milagro de que se le ponga así. Estoy en cuatro, chupándole la polla, cuando siento una lengua húmeda y hambrienta en mi ano. Me está devorando, saco el pene de mi boca para gemir más a gusto, decido dejar de mamársela y solamente meneársela al mismo tiempo que le restriego mis pechos. El abuelo no aguanta más y se corre en mis senos. No me molesta pero lo obligó a que me los limpie con su lengua.

Me acuesto boca arriba y llevo a la chica a mi boca, ella, desesperada por sexo, se sienta en mi y se restriega con ritmo. «¡Qué bien sabe tu chocho!», le digo mientras succiono sus jugos.»¡Cállate y mámame la vulva!» me responde, «Mámame como si quisieras devorarme, como si no hubiese comido en días; mámame como la puta que eres.» Su respuesta es un poco vulgar pero al parecer, que me hablen así solo me excita más.

Ante tal escena, el viejito se nos une, ya trae la polla levantada de nuevo. Abre mis piernas abruptamente y sin rodeos, me mete tres dedos. Aunque estoy bastante lubricada, el que me haya deseado de repente me lastimó un poco pero a medida que me penetra, el dolor pasa a ser placer. Con más excitación, le succiono el clítoris a la chica y decido meterle la lengua una y otra vez hasta que se corre en mi boca.

«Ahhhhhhhhh, lames muy rico. Creo que me volveré adicta a tu lengua, la buscaré todos los días» Su sonrisa, que parece más súplica, me llevan a sacar los dedos del viejito y abalanzarme sobre ella. Nos estamos besando apasionadamente, se escucha su lengua dentro de mi boca, se escucha cómo nos pasamos saliva. Me ha dejado de importar el viejito, quiero que ella sea quien me folle. Con fuerza, se monta sobre mi y comienza a frotar su coño con mi pierna. Está mojada y caliente, puedo sentir cómo sale el líquido de su vagina cada vez que va hacia adelante. Me susurra palabras sucias como «eres mi zorra», «sé la puta buena de mami», y solo me hace pensar «hazme tu puta».

Se da la vuelta y quedamos en 69. Me lame con desesperación y yo hago lo mismo. Mi coño está empezando a chorrear y necesito darle atención…..

Meto dos dedos en su coño y comienzo a penetrarla como he visto en mis videos porno favoritos. Ella hace lo mismo mientras lame mi clítoris que ya se me ha hinchado por la calentura que tengo. Estoy gimiendo, no solo me penetra con sus dedos, sino que los mueve dentro tocando mi punto G. Tengo mi segundo squirt junto con ella.

Aunque podríamos estar agotadas por tanto sudar, nos giramos a ver al viejito quien se ha corrido antes que nosotras. Su pene sigue hinchado, sus piernas están salpicadas de semen y su respiración le falta. Como si tuviésemos los mismos pensamientos pervertidos, gateamos hacia él, lamiendo nuestros labios al mirarme la polla deliciosa que tiene. Se la lamemos un rato. Ella se la chupa mientras yo me encargo de sus huevos, sus arrugados pero sabrosos testículos.

Me siento en la polla dura y la cabalgo lentamente mientras lamo nuevamente su coño. Ella se ha vuelto adicta a mi lengua y yo a su caliente chocho. El placer es divino, tengo el coño llena de una vieja polla que me inunda de semen calientito; pero ella, ella sabe rico.

Gracias por masturbarte conmigo, no me he aguantado y he tenido que pausar para dedearme. Esta es otra de mis fantasías, ¿Cuál es tu mayor fantasía?

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