La sesión de placer de Miranda

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Empezó abriendo su página de porno favorito. En ella se desplegaron los videos más populares del día, entre ellos podía ver a mujeres maduras de culos gordos y amateurs afirmando haberse follado a alguna prima o hermana inconsciente. Pero Miranda no iba por esos vídeos, ella tenía ganas de algo más particular aquel día.

Era increíble el nivel de tensión que había acumulado en el día, era tanta que la sentía incluso en la inquietud de su clítoris, el cual hormigueaba, falto de atención. Antes de acomodarse en la cama para ver el vídeo que la hiciera querer masturbarse tomo a su enorme peluche con forma de perro, el cual media un metro y guardaba en la parte más alta de su guardarropa, a la vista de todos, pero aun así inalcanzable. Se hecho un vistazo en el espejo frente a su cama, solo vestía una gran camiseta negra, que le llegaba por debajo de sus muslos y la cual escondía su cuerpo. Ella no era una maravilla, no tenía vientre plano, sus piernas eran gruesas y sus tetas apenas alcanzaban la talla 90 pero su culo era maravillosamente respingón y voluptuoso, incluso parecía hincharse más cuando estaba perdida de caliente, como en ese momento, lo cual solo la hizo querer apresurarse a escoger un video.

Miranda, de cabello negro y corto, se acomodo la montura de sus lentes y prosiguió a escribir sus palabras favoritas en el buscador de la página porno “facesitting lesbianas” seguido de “dominación”. Se desplegaron ante ella videos de mujeres poniendo culos gordos en las caras de mujeres menuditas en comparación y se pregunto que rol le gustaría tomar en aquella situación. El primer video le mostraba a una mujer rubia y pequeña acostada sobre una enorme cama, pero aun así esta dejaba su cabeza volando fuera de la cama, le dio click. El video empezaba demasiado rápido, una voluptuosa mujer morena cabalgaba la cara de la rubia y la ahogaba entre sus nalgas, se movía de adelante a atrás sobre ella mientras se escuchaban sus gemidos amortiguados. El video termino rápido y a Miranda no le pareció suficiente para querer masturbarse, a ella le gustaba sentirse en el límite.

Mientras Miranda buscaba un nuevo video pensó en que le gustaba tanto de esta clase de videos y llego a la conclusión de que le hacía mucha gracia ver a mujeres suplicando que no se montaran en sus caras, retorciéndose entre las nalgas de una mujer más dominante que ellas. Le causaba una mezcla de excitación y burla ver que las sumisas eran tiradas del pelo y les golpeaban en el rostro para ser obligadas a comerse el coño de su domina, se imagino lo divertido que sería restregar su propio coño en la cara de alguna perra estúpida mientras esta lloraba o se quejaba.

Después de un minuto encontró un video de su agrado. Para este momento Miranda sabía que estaba más que excitada y que nada más empezará el video se montaría en su perrito de peluche para restregar su clítoris en él. El video empezó, una rubia alta y llena de curvas con un conjunto de lencería negro llegaba al cuarto de una muchacha igual de rubia, pero más pequeña y le preguntaba porque estaba holgazaneando, después de gritarle un rato la tomaba de la cara y le empezaba a dar cachetes y a escupirle en la cara. Miranda por su lado se quito su propia camisa quedando completamente desnuda en su cuarto, puso a su peluche con el hocico apuntando hacia arriba y se sentó sobre él. En ese momento solo le ponía atención parcial al video, porque empezó a montarse restregando su clítoris, primero lento y luego más rápido, imaginando que alguna mujer estaba debajo de ella, sufriendo su castigo. Sintió que enormes latigazos de electricidad subían desde su clítoris hasta sus pechos y se los empezó a sobar. En el video la rubia alta ya no tenia ropa y estaba apoyada en la pared, con ambas manos separando sus nalgas, dándole todo el acceso a la rubia pequeña para que lamiera su ano y lo taladrara con su lengua, Miranda también abrió sus propias nalgas y aunque no había nadie lamiendo su ano si que sintió el aire pasar sobre él, lo cual la lleno de satisfacción. Le encantaba ver una buena comida de culo, para Miranda era una de las cosas más degradantes que podía hacer una persona. Después de eso en el video la escena cambio y ahora estaba la rubia alta con una pierna sobre una silla, exponiendo lo más posible sus orificios, mientras obligaba a la otra a pasar toda su cara por su culo y su coño, acaparando todos sus agujeros con su pequeña lengua, en algún momento la rubia alta se puso a tomar agua y no mucho tiempo después esta empezó a orinar en la boca de la pequeña.

 Miranda en ese momento presiono todo lo que pudo el hocico de su peluche contra la cama y sintió a su pequeño timbre llenarse de tensión, hasta explotar, pero no contenta con esto empezó a meterse un dedo tras otro en el coño, hasta tenerlo bien lleno con tres de sus dedos. Mientras tanto en el video la rubia grande obligaba a la pequeña a sostener un dildo con su boca, después esta se montaba sobre él y empezaba a bajar y subir sobre su cara, intentando clavarse el dildo cada vez más profundo. Miranda, con tres dedos hurgando dentro de si y otro en su clítoris hipersensible, no aguanto más y sintió una gran humedad mientras un grito salía de su boca. Curiosamente había llegado al orgasmo al mismo tiempo que la rubia dominante. Eso la hizo sonreír y dar por terminada su sesión de masturbación

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